martes, 2 de marzo de 2010

Un golpe de suerte

("TOMAR PUEDE SER NOCIVO PARA SU LOOK", foto Jose Díaz)

La mañana del 17 de febrero me levanté temprano y me senté frente a la compu, porque tenía que trabajar, entiéndase por trabajar escribir un guión para una telenovela. Con la taza de café aún en la mano, lo primero que hice fue revisar en Internet un cupón de lotería. Unos pocos cientos de euros habrían bastado para alegrarme el día, pero a pesar de la modestia de mi deseo, no me tocó nada. Después, más por postergar el momento de ponerme a escribir que otra cosa, me puse a chequear, también por Internet, mis cuentas del BNCR. Y oh sorpresa, descubrí que alguien me había bajado 600 euros de mi cuenta de banco, en unos almacenes en Londres, ciudad en la que no he puesto nunca un pie. Bueno, no podía hacer mucho aquí desde España, salvo cancelar la tarjeta, cosa que hice, poner una reclamación y seguir trabajando. Era un guión muy divertido y me la pasé bastante bien escribiéndolo, a pesar de esa vocecilla burlona a lo largo del día: “Alguien te ha robado tu bien ahorrado dinerillo”. ¿Qué intentaba decirme la vida? (suponiendo poéticamente que la vida siempre intenta decir algo). Tengo una fama inmemorial de tacaña, fama que negué vehementemente siempre… hasta que me llamó tacaña un catalán y entonces busqué el significado en el diccionario. Tacaño:
adj. y n. Se aplica a la persona que escatima exagerada o innecesariamente en lo que gasta o da.

Entonces sí, así soy yo, sin duda. Sólo que quizás matizaría: no es tanto que escatimo, sino que mido, cuento y recuento. Estoy siempre midiendo, lo que gasto, lo que doy, y lo que me dan o me dejan de dar. Yo no me consideraba tacaña sino ahorradora. Lo primero se considera un defecto y lo segundo una virtud. Parece que me he extraviado entre ambas aguas.
Pero aquí no queda la cosa. La semana pasada estaba escribiendo otro guión de la telenovela. Por la mañana, con el café, lo primero que hice fue chequear mi email. Y me encuentro un correo de una persona cuya opinión me importa, que me dice que mi novela (una de mis novelas inéditas) le ha gustado. Leí ese email y no pude evitar pensar: “Ah, quisiera dejar de escribir sandeces para la tele ya mismo y ponerme a revisar esa novela”. Suspiré, y no había terminado de suspirar, cuando sonó el teléfono. Mi jefe. Que se había caído la serie. Que la quitan. Que ya no tengo trabajo.
Y así me va, amigos míos, lectores devotos e imaginarios: mis deseos son órdenes. Hasta niveles preocupantes. Me he convertido en una especie de Rey Midas telepático y estoy teniendo verdadero miedo a mis deseos. Ayer sábado pensé en las consecuencias que tendría para mí la muerte de equis persona. Y por la tarde me enteré de que esa persona había estado a punto de morir. ¿Qué es la suerte? ¿Por qué pasa lo que pasa? Me encuentro un parrafito en Internet que no entiendo, pero intuyo importante:

Pero, ¿qué es la suerte? Hay una bella teoría de Bataille. Cuando alguien ha bajado hasta el fondo mismo de su angustia, en ese instante cuando ha empezado a volver a subir, ¡la suerte está siempre ahí! La suerte no existe para las personas que tienen una visión del mundo bloqueada. A partir del instante en que la angustia llega y destroza la visión del mundo, hay un momento en que uno se encuentra en estado de amplitud y ¡la suerte está siempre ahí! Pero ¡es necesario que haya esa amplitud de espíritu!

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